Misionera
The Fal
por Aldo B.
La primera vez que vi en pantalla al personaje Alex de la serie inglesa Marcella, todavía no me explico muy bien por qué pero, inmediatamente recordé a la (¿ex?) actriz argentina Carolina Fal contestando una pregunta, también en un programa de tv en los noventa, de la siguiente forma: “No sé, desasosiego...”
Creo que esa fue la única vez que oí o leí esa palabra. Luego de ese cachetazo al léxico, ella siguió hablando con su voz aspirada, sin dejar de mover las manos. Apenas uno que otro plano del conductor atónito. Ella con esa mirada profunda, sin sonreír, sin decir nada sencillo en el prime time de la tv de aire de aquella época. Creo que describía algo que ahora podría asociarse con lo que recientemente reconocemos como “ataque de pánico”.
Alex nunca saluda a Marcella ni a nadie. Es un personaje jodido. Queda claro que la gerencia de Netflix lo bancó sólo la primera temporada. En la segunda la enfermaron y la reemplazaron por una “enojada” más accesible, una tal LeAnn. Error.
Sea como sea, Alex es un personaje de ficción. La Carolina que contestaba esa entrevista, creemos que no. Y aunque esto último fuera discutible, no queremos poner el foco ahí ahora. Sino en una sensación específica. ¿Desasosiego? Parecemos estar hablando de una antesala al miedo extremo, también al enojo.
“Asesíname, asesíname. No quiero más que me des con cuentagotas tu amor”, canta un Charly García en blanco y negro desde el control de un estudio de tv, dirigido por Carolina en un videoclip de 2003. En 2004 ayudó a Luis Ortega con el guión de “Monobloc” y también actuó en la película. Pero lo más drástico fue lo que hizo en 2005. Todos los jueves estrenaba un corto de su autoría en Microshow, autoproclamada primera señal de televisión por internet de Hispanoamérica, en un ciclo llamado “Absurdo, pequeñas mentiras inventadas por Carolina Fal” con títulos como “Chorizo”, “Pavada porcina”, “Libertad” y “Ojo”, entre otros.
Todos los cortos eran editados en cámara, sin post-producción y con “actores” que ella misma compraba. Hay uno solo que pude encontrar en YouTube. Arranca de una, sin ningún título. El protagonista es un cerdito inflable inflado. Muy allá Liliana Porter pero más desprolija. El ruido del agua de la ducha: a full, sin ningún emprolijamiento, hay que bajar un poco el volúmen.
Hay varios planos cerrados del protagonista: la nariz, la boca, un ojo. La ducha, sonando, no pierde continuidad nunca a pesar de los cortes. ¿Post-producción? ¿Suerte en el encabalgamiento random del sonido corte a corte en cámara?
Silencio. El chanchito está detrás de un vidrio con gotas de agua chorreando. Más planos cerrados. En uno se muestra, por un momento bastante prolongando, una leyenda en el cuerpo de nuestro protagonista que de repente le da estatuto de juguete:
PRECAUCION: ESTO NO ES UN SALVAVIDAS.
NO DEJE DE ATENDER A LOS NIÑOS DENTRO O CERCA DEL AGUA.
Luego lo vemos en una terraza de lo que parece Puerto Madero filmado con filtro night shot. Con el mismo filtro, lo vemos haciendo un llamado con un celular también de juguete.
Una nueva leyenda, esta vez escrita en una hoja de papel extradiegética, dice:
Había empezado a esperarla de día, bajo la lluvia.
El cielo se puso negro, y todavía la esperaba.
Desolado.
Atormentado.
Abandonado.
Y luego la conversación sigue en la oscuridad. Y nosotros nos preguntamos, ¿Si estaba desolado, atormentado y abandonado por qué no deja de sonreír nuestro chanchito?
Hay una intención de sobreimprimir un drama sobre actores que no actúan. Y esto último es el valor agregado por la directora, sin duda, su juego.
Acto seguido, con un primer plano del pico de inflado con la tapa abierta, nuestro chanchito se arruga todo, cartel de precaución incluido.
Nuevo texto:
Se duerme para soñar con ella.
El chanchito duerme. ¿Es el aire del desinflado o realmente estará durmiendo?
Y el plano que sigue. ¿Será su sueño? Paneo que muestra, sobre una carpeta de hilo tejida al crochet con formas florales blancas, primero, y luego sobre una tela animal-print aleopardada: un par de aros de perlas de Onda Shop (etiqueta dorada, letras blancas) colocados en su contenedor de plástico naranja, una rosa de mentira, el cable estirado color crema de lo que parece un teléfono, una cajita plástica con un colibrí pintado en su tapa, una cadenita, otra flor falsa, un ejemplar de “Alicia a través del espejo” de Carroll con dos corazones dorados encima, una maquinita de afeitar marca Gillette color rosado, un frasco de Chanel Nº 5 con una cinta bebé “dorada” (marrón), otros dos aritos (fuera de su caja esta vez), una tercera flor falsa, una pinza de depilar, dos jabones con formas de estrellas, otro jabón cuadrado, un tampón marca OB cerrado con una cuarta falsa flor encima. La cámara sigue el fondo animal print perdiendo un poco el foco y llega a una bañadera con mucha espuma, bombuchas infladas con aire y también falsas hojas verdes flotando. El chanchito otra vez inflado flota ahí. El plano termina cuando vemos que no hay uno, si no dos chanchitos en la espuma. Desde el comienzo del plano suena una versión de “Trátame suavemente” cantado por una voz femenina que desconozco. Luego, hay un breve silencio y mientras los chanchitos comienzan a interactuar suena “Soy un vicio más” de Charly García. Corte abrupto a los chanchitos con un efecto “pixelado” y el sonido agudo de los inflables. Chanchitos desinflados “en negativo”, chanchitos desinflados.
Nuevo texto:
Él empieza a buscarla por los lugares que solían frecuentar.
¿Pero...no estaban juntos en la bañera?¿O como espectador soy muy corto para asociar a dos inflables iguales con la idea de “una pareja”? Cuántas preguntas.
Primer plano de un cactus. Ay. Una voz de chanchito grita “Jorgelina, ¿dónde estás?”, varias veces. Y vemos a uno de los chanchitos sobre el cactus. Ay. También hay una suculenta.
Otro cartelito:
Pero el cuerpo de Jorgelina fue hallado totalmente desinflado.
El accidente ocurrió mientras ella se colocaba un prendedor.
Se arreglaba para verlo y se pinchó.
Primeros planos de chanchito desinflado con un peine encima y varios esmaltes de uñas en sus frascos alrededor. Suena “Killing me softly”, en su versión original. Vuelve a aparecer el frasco de perfume y otros productos, el chanchito más desinflado que nunca. Un pescadito naranja que ya había aparecido antes se da vuelta y se revela prendedor asesino.
Último cartel:
SUS RESTOS SERA VELADOS A CAJON CERRADO
El pescadito-prendedor sobre una hoja canson y sobre él, el nombre Jorgelina escrito con fibra en forma de arco.
Me pregunto cómo serán los otros cortos del ciclo pero creo que ameritan una retrospectiva. Aunque no sé si a la Fal le interesaría.
Todo lo que sigue después en la vida de Carolina está a un googleo de distancia y, les aseguro, es digno de una película menos experimental y más allá Netflix y hasta quizá con una Alex en el elenco.