Misionera
En lo concreto-fantasmático
por Diana Drake
Pero cuanto más inmaterialmente una cosa recibe la forma de lo conocido, más perfecto es su conocimiento. Por lo tanto, el intelecto que abstrae a la especie no sólo de la materia, sino también de las condiciones individuantes de la materia, tiene un conocimiento más perfecto que los sentidos, que reciben la forma de lo conocido, sin la materia, pero sujeto a las condiciones materiales. Además, entre los sentidos, la vista tiene el conocimiento más perfecto, porque es el menos material, como hemos señalado anteriormente (Pregunta 78, Artículo 3): mientras que entre los intelectos, cuanto más perfecto es más inmaterial.
Tomás de Aquino, Suma Teológica
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Un experimento en relación a la conciencia: caminar alrededor de un objeto intentando abordar el problema de sus varios lados. Cuestión relacionada: al aproximarse a una de sus caras, primero se presenta como material (esto abre otro conjunto de consideraciones tales como: peso, masa, color sustancial vs. color de superficie) dando la vuelta hacia el otro lado, se convierte en concepto, idea, o memoria-entendiendo a esta última, provisionalmente, como la forma más suave de una categoría. Mientras tanto, este nuevo lado se vuelve material. Establecer la existencia concreta del objeto mientras se determina la relación entre los lados. La forma de la proposición podría ser la siguiente: "X es más concreto que Y". Y, por supuesto, la validez de la proposición depende del punto de vista. Considerar el problema del concepto como un intermediario entre la conciencia y el mundo, o el problema histórico del "acceso a la cosa en sí".
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Tomás de Aquino es el primer filósofo cristiano que aborda seriamente el problema del mundo físico y el cuerpo. Entre 1265 y 1274 escribe Summa Theologica, respaldado por sus lecturas de los textos aristotélicos preservados en el mundo occidental. Su argumento, novedoso en el contexto de la Edad Media, es el siguiente: Dios nos ha dado cuerpos y estamos situados en el mundo, esta debería ser razón suficiente como para considerar un conocimiento de las entidades materiales. Para articular una teoría del mundo físico, y como una prefiguración de las ciencias naturales, Aquino desarrolla la teoría de las especies inteligibles. Siguiendo la concepción aristotélica donde "lo similar conoce lo similar", para poder considerar el conocimiento del mundo físico, el intelecto debe realizar un esfuerzo para convertir las cosas materiales en algo de la misma sustancia que la de la mente, es decir, inmaterial. Esta idea de esfuerzo del intelecto difiere de la tradición platónica donde el conocimiento es reminiscencia, en la cual la singularidad individual se retrae en sí misma al recordar cuando se enfrenta a las cosas del mundo.
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La especie inteligible, que se actualiza en cada encuentro con el mundo material a través de este esfuerzo del intelecto, funciona como un intermediario. Esto puede llevarnos a considerar el esfuerzo de Aquino como el primer intento fallido de acceder al mundo directamente sin generar lo que él llama una "sustancia dual": su postura crítica contra San Agustín y el platonismo.
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A considerar: un concepto genera un cierto aplanamiento del mundo (insertar en un código amplía y reduce), que también puede funcionar como un apertura o destilación del barro. Como adjetivo se puede encontrar como sigue: aburrido, sin lustre para los sentidos.
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Comida que se parece al pensamiento: gelatina, agua, yummis. También en semejanza a la transparencia del vidrio, a las aguadas de una acuarela, a la manifestación pantanosa de un óleo diluido.
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"Cuando dormíamos anoche, apareciste en mi sueño", me dice mi amiga. Estabas en un barco con tu ex esposo, y cada vez que se peleaban, salías hacia el océano, sacabas una medusa (vuelve sus manos un cuenco para mostrarme), la contemplabas y después la tirabas de nuevo al agua.
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Debería existir un nombre para ese terror específico que surge cuando la visión se encuentra confinada ante un plano. Se desliza por la espalda, es el intento de hacer algo sobre una superficie que no cede, una especie de vértigo invertido relacionado con la experiencia de la extrema planitud, el horror confirmado al no encontrar nada detrás del plano representativo. No hay una palabra específica. También, y quizás más precisamente: un miedo ontológico relacionado con la planitud de la pared, o "el campo de representación bidimensional".
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En De la existencia al existente, Emmanuel Levinas considera el insomnio como un tipo particular de vigilia del cual la subjetividad debe fugar. Es en sí una especie de horror metafísico: la persona del pensamiento cartesiano suspendida en sí misma, incapaz de retirarse del mundo porque en la oscuridad no hay mundo. El insomnio también podría, posiblemente, definirse como un estado de pensamiento puro, que en sí mismo también podría denominarse como horror: un estado de vigilia ante una presencia vacía y muda. El insomnio también se ha definido como la enfermedad filosófica por excelencia.
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Subiendo las escaleras de la escuela a las cuatro de un viernes por la tarde. Noto que al mirar la parte superior de la ventana que da a la escalera, el cielo parece un azul perfecto de atardecer de invierno. Cuando me acerco se convierte en un gris pálido.
Las posiciones variables hacen vistas variables de las cosas.
O, como diría Wittgenstein: "Los objetos contienen la posibilidad de todos los estados de cosas".
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A considerar: el problema de que la idea de la cosa sea mejor que la cosa.
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Conversación.
R: Siento que se está convirtiendo en "preocupaciones sobre la pintura". No sé en qué reside la preocupación. ¿Estoy preocupada? No me preocupa la pintura.
B: No, no como a mí.
A: ¿Pero por qué todo es plano?
B: ¿Sabes qué? La pintura no es lo único que es plano en el mundo.
R: Los conceptos son planos, y las categorías son planas.
B: Pinturas sobre conceptos y categorías entonces, sí.